Videojuegos y la brecha generacional
Desde niño me encantaron los videojuegos. Aún recuerdo aquella vez q mi padre le regaló a mi hermano mayor (por su cumpleaños) el dispositivo electrónico más genial y maravilloso del mundo: el Atari 2600.
Seguro que ya está pensando dejar de leer verdad? Le aseguro que era otra época, los niños nos divertíamos con cosas muy sencillas y al Atari era completamente revolucionario.
¡Qué maravilla de aparato!, una caja de plástico negra que, mediante un cable y otra caja más pequeña y con una palanca permitía controlar a un soldadito que disparaba y mataba (uy) a sus enemigos (otros soldaditos) y hasta podía meterse a manejar un tanque (Front Line), o bien, una pelota amarilla se veía perseguido por cuatro temibles fantasmas mientras comía rayitas en distintos laberintos (Pac-man)...simplemente difícil de olvidar.
Nunca tuvimos muchos juegos, así que esos pocos, mis hermanos y yo, les dimos hasta cansarnos y jugábamos a romper nuestros propios records y cosas así.
Un juego que en realidad unía a la familia era uno llamado Warlords, creo que es mi favorito. Podíamos jugar hasta cuatro personas al mismo tiempo y eso en 1987 era una cosa de lo que pocos juegos podían presumir.
Desde mi personal punto de vista, los juegos de Atari eran muy sencillos, pero entretenidos o bien, como ya les dije, era una época distinta y lo novedoso de este videojuego lo hacia simplemente irresistible. Quisiera hablarles de los otros juegos que llegamos a tener o bien, de la etapa obscura de mi infancia y el vicio de las maquinitas, pero será en otro espacio de este blog.
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